Globalización neoliberal. Nueva Estrategia del Bloque Mundial de Poder

Cambio drástico

Empecemos por los cambios en la situación internacional

El mundo capitalista se sumió en una profunda crisis entre los años de 1979 y 1982. Ya antes, en 1973, la economía mundial se había estremecido con la crisis petrolera y el abandono, un poco antes, de la paridad del dólar con el oro, producto de una decisión unilateral del gobierno norteamericano. ¡Había empezado la declinación de la tasa de ganancia y acumulación, que culminaría con la gran crisis del 2008 y 2009!

A finales de los 70 e inicio de los 80, la señora Thatcher desde Inglaterra y el señor Reagan desde los Estados Unidos inauguraron lo que se daría por llamar la “era del neoliberalismo” en el mundo, que no era más que la búsqueda de la recuperación de la “tasa de ganancia”, que desde los 70 venía deteriorándose paulatinamente en todo el campo capitalista.

La globalización de la circulación del capital y de las mercancías, sin la correspondiente globalización de la circulación de la mano de obra; la “sincerización” e igualamiento de los niveles salariales a nivel planetario, en detrimento de la clase obrera mundial, el debilitamiento de los sindicatos y de todas las conquistas obreras y de las masas; el desmantelamiento paulatino de todas las conquistas de la época del “New Deal” en los EE.UU. y del “Pacto Social” en Europa y el predominio del capital financiero-especulativo, y de la especulación, como forma de producir inmensas ganancias ficticias, que no tenían su correspondencia con el desarrollo del aparato productivo, se fueron imponiendo, generando “burbujas” que no expresaban el nivel real de producción de riquezas, que se fueron sucediendo, unas tras otras, hasta producir el desastre actual.

Para mediados y finales de los 80 era ya evidente el debilitamiento creciente del llamado “campo socialista” y la búsqueda de entendimiento de la URSS con su competidor norteamericano.

La revolución centroamericana venía siendo contenida y obligada a negociar.

Las sangrientas dictaduras militares del cono sur aplastaban, mediante el asesinato y las “desapariciones” la resistencia interna en cada país y creaban un aparato continental para exterminar a los combatientes donde quiera que estos operaran o se resguardaban.

El sandinismo en Nicaragua perdía terreno día a día, ante la ofensiva de “la contra”, dirigida, financiada y armada por el gobierno de los Estados

Unidos, desde sólidas bases ubicadas en Honduras (El Embajador Negro-ponte, alto oficial de la CIA), Costa Rica y el Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos.

La revolución cubana, presionada por la URSS, de quien dependía económicamente, y presionada por sus propias limitaciones internas y por sus grandes compromisos revolucionarios en el exterior, principalmente en África, desalentaba la línea confrontacional de la resistencia centro y suramericanas, y evitaba contraer nuevos compromisos con los pueblos en lucha de América

Los movimientos de liberación nacional en África y Asia estaban de capa caída, y muchos de los movimientos que se convirtieron en gobierno, estaban en pleno abandono de sus originales posiciones revolucionarias, anticoloniales y antiimperialistas

Asimismo, la crisis económica mundial complicaba el manejo de sus propios países, para los gobiernos inicialmente progresistas surgidos en África.

En América Latina, el imperialismo, al tiempo que frenaba la revolución centroamericana a través de un estrangulamiento económico y una guerra brutal, desarrollada desde sólidas y cómodas bases logísticas ubicadas en el “Comando Sur”, en Honduras, y en menor grado, Costa Rica, planificaba, unos años después, “salir” de las dictaduras que ensangrentaron los pueblos y replegaron los movimientos

Decae la subjetividad y el nivel de organización de la clase trabajadora a nivel mundial.

Lo mismo con el movimiento social a nivel local y planetario.

China empieza a involucionar hacia un capitalismo de Estado y una economía de mercado, previo a la firma de acuerdos de alcance estratégico con los Estados Unidos, y luego con el resto del llamado “mundo desarrollado”. La caída del Muro de Berlín, del 9 al 10 de noviembre del 1989, marcó el inicio del fin del llamado “Campo Socialista”.

Veamos las condiciones internas:

Nuestro país fue sometido a la más estricta ortodoxia neoliberal:

A partir de 1980-82, en el país se acentuó dramáticamente la crisis económica.

La tasa de cambio de la moneda dominicana fue “sincerizada”, y empezó la era de las devaluaciones.

Se restringió en forma brutal el circulante.

Se disparó la inflación y los déficits fiscales y de balanza de pagos.

El endeudamiento externo creció bruscamente.

Hubo un ataque brutal al nivel salarial y a la seguridad del empleo de los trabajadores y empleados.

Empezó la “era de las privatizaciones” (empresas estatales, playas, tierras, la salud, la educación, carreteras, otras), que tendría en el primer gobierno del Dr. Leonel Fernández (1996-2000) su más efectivo y brutal ejecutor. Asimismo, la era de las reformas (contrarreformas) que alteraron, hasta hoy, todo el comportamiento social y económico del país.

Y durante todo ese proceso, una ofensiva sostenida contra las principales organizaciones obreras y sindicales, hasta su desarticulación casi total, para los años de los 90.

Ya entrado el año 1982, con el gobierno del Dr. Jorge Blanco, hizo su entrada “triunfal” al país el FMI.

El pueblo resistió

La regresión que trajeron los nuevos vientos neoliberales y la profunda crisis del capitalismo, que recorrían el mundo, no pudo imponerse en el país y el mundo en forma pacífica. La lucha de las masas y la represión se intensificaron y los líderes obreros y los revolucionarios fuimos sometidos a una persistente persecución.

Pero la mayor presión era la del empleo, el nivel salarial, el multiempleo, la inflación y demás medidas de corte neoliberal, un ataque feroz a la libertad sindical, y como un marco que lo abarca todo, una ofensiva en el plano de las ideas, de la creación del “sentido común” de las gentes y un ejército de comunicadores, vendidos al capital por unas cuantas monedas, que fueron dominando, al servicio de los grandes capitales, todos los medios de comunicación del país, con minúsculas y honrosas excepciones.

La situación económica y las medidas draconianas impuestas por el FMI (que irrumpió en el país al inicio del gobierno del Dr. Jorge Blanco) iban colmando la paciencia ciudadana.

Una muestra de ello fue el estallido nacional espontáneo del 23-24 de abril de 1984, con sus centenares de muertos a tiros y miles de detenidos y perseguidos.