Las elecciones de 1982

Habiéndose desarticulado la Convergencia Socialista, iniciamos, en el 1981, negociaciones con el Movimiento de Unidad Socialista (MUS) –con el que participamos en el proyecto de la Convergencia Socialista-, y con el Partido Comunista Dominicano (PCD), con miras a una participación conjunta en las elecciones del 16 de mayo de 1982.

Los candidatos que por primera vez, después del ajusticiamiento de Trujillo, participaron en las elecciones enarbolando un Programa Socialista, fueron: Narciso Isa Conde y Fidelio Despradel, candidatos a la presidencia y vicepresidencia respectivamente, y José Israel Cuello y Nelson Moreno Ceballos, candidatos a diputados por el Distrito Nacional.

El MPS obtuvo en dichas elecciones 8,700 votos, y la coalición casi 20,000.*

Recuérdese que el MPS había luchado por, y obtenido, su reconocimiento electoral.

Lo más significativo de esta participación electoral fue que solo en la gran zona industrial que circunda el Ingenio Río Haina y el muelle del mismo nombre, que incluía, no solo estas dos grandes instalaciones sino las principales plantas eléctricas del país y numerosas empresas químicas, manufactureras, de materiales de construcción y de otras empresas industria-les, el MPS obtuvo 1,500 votos. Y en los combativos barrios de Capotillo y Simón Bolívar, que también eran de concentración obrera y popular, otros 1,500 votos. También obtuvimos una buena cantidad de votos en Barahona, donde el MPS tenía integrado al trabajo en el ingenio Barahona a uno de sus mejores dirigentes.

Esta votación fue un reflejo claro de la dirección que le habíamos impreso a nuestro trabajo y de la acogida de nuestra propaganda y trabajo de base en los sitios que previamente escogimos, en función de nuestra visión de la revolución, el programa y sus fuerzas motrices en la República Dominicana.

Estábamos en mayo de 1982.

  • En base a experiencias de posteriores participaciones en los procesos electorales, podemos deducir que los votos por el MPS y por la coalición socialista más que duplicaron estas cifras. No teníamos delegados en la totalidad de las mesas electorales del país, y ya para el 1982 se había generalizado la práctica de que, cuando esto ocurre, los delegados de los demás partidos participantes se “reparten” los votos de aquellos que no tienen representación que los defiendan.