Para la misma época, y bajo el influjo del avance de la revolución centroamericana y de la corriente socialista en América Latina, nos conectamos agresivamente con decenas de movimientos y organizaciones que compartían nuestras concepciones en toda América, incluyendo los Estados Unidos y España.
Contactando sus cuadros dirigentes en Centroamérica y el resto de América latina; utilizando Nicaragua, Ciudad México y Panamá como centros de operación, desarrollamos un ingente esfuerzo por identificar a los más firmes y afines; establecimos relaciones políticas y de amistad con muchos de ellos y ellas, desarrollamos multitud de reuniones en Managua, Panamá y principalmente Ciudad México, y en pocos meses, fruto de esos esfuerzos, desarrollamos una Conferencia Constitutiva en la ciudad de México, donde asistieron dirigentes de organizaciones de Argentina, Chile, Perú, Panamá, Nicaragua, México, España, Estados Unidos, Haití, República Dominicana y muchos otros países.
De aquella aventura americana surgieron, en medio de un intenso deba-te, un programa común y la revista continental Debate Proletario (anexo), de efímera duración.